El desarrollo sustentable constituye el modelo económico-social más difundido a partir de la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992. Sin embargo, aún no existe un consenso acerca de cómo convertirlo en un paradigma realizable en las condiciones de la economía actual. En los países cuyos ingresos dependen en mayor medida de la explotación de los recursos no renovables, determinar cómo las sociedades del futuro encontrarán alternativas ante la pérdida de espacios productivos, es una tarea de primordial importancia. Tal es el caso de la minería, actividad que, de no gestionarse adecuadamente, dejaría sin opciones productivas a miles de personas en las comunidades mineras, comprometiendo de esta forma el
desarrollo sustentable.
Al ser la minería la principal actividad y sostén económico de muchas regiones, el cierre de minas se convierte en la principal causa del empobrecimiento de los obreros y sus familias. Como efecto inmediato, el desempleo y la migración obligatoria se convierten en algunos de los problemas más inmediatos a resolver. Así los mineros se quedan sin casa y sin empleo. Las comunidades mineras deben ser sustentables a través del tiempo, incluso más allá del momento de cierre de la actividad, por agotamiento del mineral o por abandono de la explotación. También pueden ocurrir otros eventos asociados como paro productivo por eventos climatológicos, fallas tecnológicas o el encarecimiento de las materias primas indispensables, inherente a las crisis.
El propósito del presente trabajo es presentar una metodología que, desde la perspectiva de la ciencia económica, pueda ser utilizada como parte de la planificación de los recursos económicos-financieros que deben tener las empresas mineras, las cuales por alguna de las causas ya mencionadas, se vean en la obligación de dejar de realizar sus funciones principales.
Nota: el texto se encuentra en la pagina. Nº 130
Fuente: Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM)