Antes de que las canteras comenzaran a utilizar cargadores para transportar la roca de un lugar a otro, se usaba el Blondin. Era un tipo de teleferico, inspirado en la cuerda floja, utilizado en las canteras de pizarra a rajo abierto de Gales para subir vagones enteros de roca, desde un lugar de difícil acceso. Consistía en suspender un cable sobre la cantera y fijar una polea de grúa, que podía ir subiendo y bajando por el cable. La polea se hacía bajar hasta las pilas de roca, se acoplaba la vagoneta llena de roca y luego se hacía subir nuevamente hasta el punto de descarga.
El primer uso documentado de un Blondin fue en la Cantera de Penrhyn, en 1913. Esta cantera tenía una fosa de unos 120 metros de fondo y se explotaba en una serie de bancales. La empresa que explotaba la cantera de Penrhyn empleaba diversos medios para transportar la pizarra desde los bancales hasta los molinos de procesamiento. Muchos bancales estaban conectados entre sí por planos inclinados y los Blondines se utilizaron para conectar los bancales más alejados directamente con los molinos.
Pero, ¿de dónde viene el nombre?
Se atribuye a Charles Blondin “El Grande”, un famoso equilibrista francés del siglo XIX, cuyas arriesgadas hazañas alentaron la industria de canteras a adoptar su propia técnica especifica. Conocido por su elegancia y agilidad, Blondin debía gran parte de su fama al haber cruzado las Cataratas del Niágara en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, caminando sobre una cuerda floja de 340 metros de largo y 8 centímetros de diámetro, suspendida a 50 metros sobre el agua. Lo hizo por primera vez en 1859 pero volvió a hacerlo muchas veces, a veces vendado y hasta empujando una carretilla. Una vez cruzó las cataratas sobre zancos y otra con su representante cargado a sus espaldas. En otra ocasión, se sentó a medio recorrido sobre la cuerda floja suspendida sobre el vacío, se hizo un omelette y se lo comió. Blondin murió de diabetes a los 73 años en su casa en Londres, Inglaterra.
Su nombre está tan ligado al equilibrismo que muchos equilibristas lo utilizaron para describir sus propios espectáculos. De hecho, justo antes de las elecciones presidenciales de 1864, Abraham Lincoln se comparó con “Blondin en la cuerda floja, con todo lo que tenía valor para América en la carretilla que empuja”.
www.minestories.com