(Bloomberg) Poco después de que fue descubierto en la mina Lulo de Angola un diamante de 404 quilates, un consorcio localizado en Dubai –Nemesis International DMCC– contactó a la minera estatal Endiama y compró al por mayor la piedra en bruto. “Cuando se anunció el descubrimiento, empezaron a recibir llamados desde China para comprarlo”, dijo Nikolas Polka, máximo responsable de Nemesis. Pero una vez adquirida la gema, aún estaba la pregunta de qué hacer con ella. Así que Polka contactó a Fawaz Gruosi, el fundador y director creativo de Di Grisogono, una joyería de Ginebra.
Los planes de Gruosi quedaron inconclusos y seguirán así hasta que haga unos cortes exploratorios preliminares. “¿Que vamos a hacer con este tremendo diamante?”, se preguntó luego de sentarse en su escritorio en el segundo piso de su boutique en Nueva York. Vistiendo un traje azul y una camisa y corbata del mismo color, Gruosi le dio una pitada a su cigarrillo y se acomodó en la silla. “No te topas con cosas como esto todos los días”.
Sin embargo, la compañía de Gruosi se encuentra con diamantes casi como estos a menudo, o al menos lo suficiente como para que Polka y su grupo se sintieran cómodos confiándole su preciada inversión a Di Grisogono. Fundada en 1993, la joyería es conocida por sus fastuosos proyectos de gran escala: Gruosi dijo que en promedio el precio de sus piezas varía entre los US$40.000 y $400.000. “Para nosotros, ese es el promedio”, dijo encogiéndose de hombros.
A pesar de los avances en tecnología de imágenes en 3D, tanto Gruosi como Polka estaban inseguros acerca de cómo cortar el diamante, o con qué se encontrarían una vez hecha la primera incisión. “Lo compramos un poco al azar”, dijo Polka. “De manera que lo que haremos es abrir un poco los extremos, y eso nos permitirá ver el interior”. Luego planearon hacer diferentes cortes en ángulos distintos “para detectar imperfecciones”, explicó Polka. Después de eso, usarían una computadora para evaluar las imperfecciones y planear los cortes de forma óptima.
Cuatro piezas
Algunas de las estrategias de corte involucran consideraciones comerciales –un comprador podría pagar más por uno de los diamantes más grandes del mundo que por cuatro piezas de tamaño razonable, u otra persona podría preferir dos pendientes gigantes–. Pero Gruosi dijo que no le preocupaba mucha cortar la piedra muy profundamente. “Tener, digamos, dos pendientes de 80 quilates, un par perfecto, es algo que es básicamente imposible de encontrar en el mercado”, dijo. “Incluso el mejor joyero del mundo tendría problemas si encuentra algo así”. Con otras palabras, Gruosi está seguro de que no importa lo que haga, hallará un comprador.
Polka, que estaba preocupado de forma más explícita por esas consideraciones comerciales, no quiso estimar el precio al que podría llegar la piedra una vez vendida, pero mencionó que en remates recientes hubo ventas de “más de US$200.000 por quilate y podría ser de aun más”. Cuando se le recordó acerca de la reciente caída en el mercado de los diamantes –la conversación tuvo lugar unos días antes del remate fallido de un diamante de US$70 millones–, Polka se quedó impertérrito. “Mira”, dijo, “si le echas un vistazo a diamantes excepcionales y a los precios que han alcanzado en los últimos meses, verás que diamantes excepcionales invocan a precios excepcionales”.
Fuente: gestion.pe